Me acobardó la vida

Me acordé de pronto, en el camino, sin quererlo, como quien se topa con una vieja fotografía y se pregunta de pronto cuando ha cambiado tanto y donde está la persona que le sonríe desde el otro lado del vidrio, así me vi en mis memorias y supe que me había perdido. Me vi de 19 años sin miedo a nada tocando la puerta de una revista, de la revista más famosa que se me hubiera podido ocurrir, pidiendo trabajo sin ningún temor, segura casi de que iban a dármela porque cómo era posible que fueran a decirme que no si yo tenía tantas ganas y algo también de talento. 

Porque dentro de todo a esa edad todavía pensaba que tenía talento. No me habían dicho que no todavía, no tanto; no había habido tantas críticas ni tantos rechazos, estaba solamente la seguridad interna de saber que quería escribir, que eso quería hacer toda mi vida, aunque no supiera cómo iba a intentarlo. 

Luego vino la vida y me acobardó. Me llenó de miedos. Me enseñó que había que ganar dinero, que había que resignarse, que no se puede siempre hacer lo que uno quiere, que hay responsabilidades, que hay que pensar en el futuro, que no todo el mundo alcanza sus sueños, y luego más tarde que casi nadie lo hace. 

Vi a cada uno de ellos renunciar, uno por uno.Vi a otros que ni siquiera lo intentaron porque es el camino más seguro para no fracasar. La vida me metió miedo, me dijo que no podía, que no tenía derecho, que porque mi vida iba a ser diferente a la de otros, y me lo creí completo. 

Olvidé el sueño de una vida perfecta. Me acomodé. Me acobardé. Decidí hacerme menos visible, mezclarme con los demás para no correr el riesgo de ser señalada. Ya no más, ya no tengo miedo, de lo único que tengo miedo es de estar muerta en vida. 

Comentarios

Bianca Monroy ha dicho que…
Estar muerta en vida es a lo que más hay que tenerle miedo pues eso sería imperdonable!

Un abrazo gigante

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