Entradas

El hombre de las langostas

Imagen
Estaba sentado con la quietud de una estatua, perfectamente recto a pesar de su edad, y con la mirada extrañamente fija sobre la pecera del restaurante; parecía absorto en el lento y a veces torpe nadar de las langostas, impedidas entre las rocas artificiales y el tamaño de sus pinzas, ejecutando danzas invisibles alrededor de sí mismas, todo ello contemplaba el hombre aún si de cuando en cuando una de ellas era sacada sin mayor miramiento para ser llevada a la cocina a un destino más que cierto, sólo entonces el anciano desviaba la vista hacia la pared o bajaba la cabeza hacia el plato. Es este gesto el que me hizo pensar en mi padre, este bajar lento de la mirada, como una larga sucesión de derrotas acumuladas, reprimidas y luego expresadas por un instante, un vistazo hacia el saldo total de una vida, y como el anciano estaba solo y yo también, y como él miraba las langostas, yo había decidido mirarlo a él.             Lo atendió un garçon más bien agitado y de maneras toscas co

Me acobardó la vida

Imagen
Me acordé de pronto, en el camino, sin quererlo, como quien se topa con una vieja fotografía y se pregunta de pronto cuando ha cambiado tanto y donde está la persona que le sonríe desde el otro lado del vidrio, así me vi en mis memorias y supe que me había perdido. Me vi de 19 años sin miedo a nada tocando la puerta de una revista, de la revista más famosa que se me hubiera podido ocurrir, pidiendo trabajo sin ningún temor, segura casi de que iban a dármela porque cómo era posible que fueran a decirme que no si yo tenía tantas ganas y algo también de talento.  Porque dentro de todo a esa edad todavía pensaba que tenía talento. No me habían dicho que no todavía, no tanto; no había habido tantas críticas ni tantos rechazos, estaba solamente la seguridad interna de saber que quería escribir, que eso quería hacer toda mi vida, aunque no supiera cómo iba a intentarlo.  Luego vino la vida y me acobardó. Me llenó de miedos. Me enseñó que había que ganar dinero, que había que resignarse, q

Luz verde

Imagen
Foto de Deviantart Ella habla. Él la mira de lado. Se pregunta si en el fondo sigue siendo la misma, si queda algo de aquella chica tan alegre que conoció hace una década. Ella sigue hablando, no espera que él participe y él no hace ningún esfuerzo por interrumpirla. Sin buscarlo cuestiona su elección de pareja, siente que si tuviera que elegir hoy, sería distinto, sería otra. Ella se calla, pone su mano en la rodilla de él. El semáforo pasa a verde, avanzan.